lunes, 15 de noviembre de 2010

El humanismo como tercera fuerza

La psicología aparecía como la ciencia que pretendía explicar el hombre, asumiendo este gran reto, intentando tomar un camino científico y dejar a un lado la metafísica en la que se movía el hombre. Ya el psicoanálisis para los inicios del siglo XX, había alcanzado grandes escaños en el entendimiento e investigación acerca del comportamiento del ser humano, basando su explicación en la direccionalidad de la inconsciencia como motor fundamental de éste. Sin embargo, para la psicología y su fin de ser ciencia esto no era muy funcional, aunque algunos psicólogos intentaban moverse en la teoría psicodinámica. El positivismo lógico se impone entonces a través del conductismo iniciando allí su carrera por la objetividad del comportamiento humano. Por ello el fundador del humanismo como enfoque psicológico Abraham Maslow, quiso llamarla tercera fuerza, ya que buscaba un modo distinto de hacer psicología. Quería dejar de un lado la visión patológica del sujeto que ofrecía el psicoanálisis y el reduccionismo del conductismo.


El humanismo planteo que el ser humano debería vivir en el aquí y el ahora, que era sano y capaz de cambiar su vida por sí solo. Debía definirse en términos de un ser que buscaba su autorrealización, que era único e irrepetible, con muchas potencialidades que podían hacerlo vivir del modo más placentero posible, se pensaba en lo indispensable de su existencia, que formaba parte indispensable de este mundo.

No solo se buscaba que la relación del hombre consigo mismo se diera en términos más sanos y productivos, sino también con el mundo en que habita y el resto de personas con los que lo comparte. El poder reconocer al otro como un ser total y no fragmentado en partes funcionales para cada cual, tomando lo único que sirve de los demás. Esto causaría en los demás la misma actitud hacia el otro.

De esta manera, con este nuevo enfoque se tomaría el hombre con otra perspectiva, una perspectiva más existencial y acercada a él. Sin embargo, una de sus grandes debilidades es su falta de argumento teórico e investigativo.

CARMONA DUARTE, Manuel Fernando

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